En lo alto de un cerro en el municipio de Cumbres de San Bartolomé, en la comarca de la Sierra de Huelva, se erige un castillo medieval que ha sido testigo de siglos de historia y misterio. Aunque sus muros se desmoronan con el paso del tiempo, el castillo nunca ha dejado de mantener su aura de leyenda, alimentada por aquellos que afirman haber sido testigos de su habitante más temido, el fantasma del noble don Rodrigo de Guzmán.
La historia de un noble traicionado
Durante la Edad Media, el Castillo de Cumbres de San Bartolomé fue residencia de la familia Guzmán, una de las más influyentes de la región. Don Rodrigo de Guzmán era el cabeza de la casa, un hombre de carácter fuerte, conocido por su valentía en la batalla y su generosidad con los más necesitados. Pero, como suele ocurrir en las trágicas leyendas, su vida estaba marcada por una traición que acabaría con su paz y la de su familia.
Según los relatos antiguos, don Rodrigo había sido un hombre justo y temido, y su fortuna y poder lo convirtieron en blanco de envidias y codicias. Una de estas conspiraciones vino de parte de su hermano menor, Alonso, quien deseaba apoderarse de los dominios del castillo. Movido por la ambición, Alonso forjó una falsa acusación de traición contra Rodrigo, logrando que el rey lo condenara a muerte.
A pesar de su inocencia, don Rodrigo fue ejecutado en el patio del castillo, y se dice que su última mirada fue dirigida hacia su hermano, quien observaba desde la torre. Con el corazón lleno de ira y dolor, juró vengarse desde más allá de la muerte.
El regreso de don Rodrigo
Apenas unos días después de su ejecución, los habitantes del castillo comenzaron a escuchar extraños ruidos por la noche. Puertas que se cerraban solas, pasos en los pasillos desiertos y una figura fantasmal que recorría los corredores. Nadie osaba acercarse al castillo al caer el sol, y quienes lo intentaban regresaban aterrados, con relatos de un hombre alto vestido con ropas de noble, con la mirada fija y el rostro lleno de tristeza y furia.
La leyenda cuenta que el fantasma de don Rodrigo se manifiesta cada noche de tormenta, especialmente durante los equinoccios de otoño y primavera, cuando el viento sopla con fuerza, arrastrando las hojas secas y susurrando nombres olvidados. Su espíritu vaga por las ruinas del castillo, buscando venganza sobre el hermano que lo traicionó. Algunos aseguran que en las noches más oscuras se le puede ver en la torre norte, mirando hacia el horizonte, como si esperara a alguien o algo.
La maldición del castillo
Con el tiempo, el castillo fue abandonado por la familia Guzmán, y las ruinas fueron reclamadas por la naturaleza. Sin embargo, la leyenda de don Rodrigo persistió en la memoria colectiva de los habitantes cercanos. Dicen que, en ciertos días, si uno se acerca demasiado al castillo, puede sentir una presencia fría en el aire, y ver cómo las sombras se alargan de manera extraña, como si el mismo espíritu de don Rodrigo lo estuviera observando.
Además, se rumorea que quienes han osado pernoctar en el castillo han tenido sueños extraños en los que se les aparece la figura de un hombre de noble porte con la voz grave, advirtiéndoles de una venganza inminente, o escuchan susurros entre los muros, como si el castillo aún estuviera vivo con los ecos de su dolor.
Un alma que no encuentra descanso
A pesar de las décadas y siglos que han pasado, el espíritu de don Rodrigo sigue errando por el castillo. Algunos creen que la única forma de liberarlo es encontrar su tumba y rendirle homenaje, pero hasta ahora nadie ha logrado dar con el lugar exacto donde descansan sus restos.
Los vecinos de Cumbres de San Bartolomé aseguran que, durante las noches más oscuras, aún se pueden escuchar los ecos de una espada chocando contra la piedra, como si el noble estuviera librando su última batalla, una lucha que nunca terminará hasta que se haga justicia.
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