En lo alto de una colina, dominando el paisaje del valle del Guadalquivir, se alza imponente el Castillo de Almodóvar del Río, una de las fortalezas más impresionantes de la provincia de Córdoba. Sus torres vigilan desde hace siglos el paso del tiempo y las historias que han quedado atrapadas entre sus muros. Pero entre las muchas leyendas que envuelven al castillo, hay una que destaca por su misterio y dramatismo: la del fantasma de Zaida, una princesa mora cuyo espíritu, dicen, aún vaga entre las piedras del castillo buscando redención.
La princesa prisionera
Durante la época de la Reconquista, el castillo fue escenario de intensas luchas entre musulmanes y cristianos. Fue entonces cuando Zaida, hija del gobernador musulmán de la fortaleza, fue prometida en matrimonio a un noble del norte de África como parte de una alianza política. Sin embargo, Zaida no deseaba ese destino, pues ya estaba enamorada en secreto de un joven cristiano prisionero en el castillo, llamado Rodrigo.
La princesa visitaba en secreto al cautivo en las mazmorras, llevándole agua y alimentos, pero también palabras de consuelo y versos robados al Corán y a los cantares cristianos. A pesar del muro cultural que los separaba, los jóvenes se enamoraron profundamente. Soñaban con escapar y comenzar una nueva vida lejos del conflicto. Pero la traición llegó desde dentro: una sirvienta que los había visto juntos denunció a Zaida ante su padre.
El castigo y la maldición
Enfurecido, el gobernador condenó a su hija a permanecer encerrada de por vida en la torre más alta del castillo, mientras Rodrigo fue ejecutado en la plaza de armas sin juicio ni compasión. Zaida, al enterarse de la muerte de su amado, rompió en llanto y se negó a alimentarse. Cuentan que murió de tristeza semanas después, sus ojos fijos en el horizonte por donde nunca llegó la salvación.
Antes de morir, la joven dejó escrita una maldición: que su alma vagaría por el castillo hasta que la injusticia fuese reparada y su historia de amor reconocida. Desde entonces, muchos afirman haber sentido su presencia en el recinto, especialmente en las noches de luna llena, cuando una figura envuelta en un manto blanco aparece en lo alto de la torre.
Susurros entre las almenas
Guardias nocturnos, restauradores y turistas han reportado sucesos inexplicables: pasos que resuenan sin que nadie camine, puertas que se abren por sí solas, y un llanto ahogado que surge del viento. Algunos aseguran haber visto una silueta femenina caminar por las murallas, con la mirada perdida, como esperando que Rodrigo vuelva a buscarla.
El Castillo de Almodóvar del Río, hoy restaurado y abierto al público, no solo es una joya arquitectónica sino también un escenario donde la historia y la leyenda se funden. Y aunque muchos acuden atraídos por su belleza o por su aparición en series como Juego de Tronos, hay quienes lo hacen para tratar de captar un atisbo de Zaida, la princesa que aún habita en el silencio de sus torres.
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