En una de las colinas cercanas a Granada, en un sendero que serpentea entre la maleza y los riscos, se encuentran tres cruces de piedra cubiertas de musgo y desgaste del tiempo. Muchos habitantes de la zona aseguran que estos símbolos marcan el lugar de una trágica historia ocurrida siglos atrás, una historia de venganza, traición y muerte, cuyo eco todavía resuena en la oscuridad de la noche.
El Duelo Mortal
La leyenda cuenta que en el siglo XVIII, tres caballeros granadinos, antiguos amigos de la infancia, se enamoraron de la misma mujer, una joven de gran belleza llamada Elena de Alcázar. Su hermosura e inteligencia la convertían en el deseo de muchos, pero su corazón solo pertenecía a uno de ellos: Fernando, el más humilde y noble de los tres.
Sin embargo, los otros dos pretendientes, Rodrigo y Álvaro, movidos por la envidia, urdieron un plan para deshacerse de su rival. Aprovechando la oscuridad de la noche, engañaron a Fernando con la excusa de un encuentro secreto con Elena en el bosque. Cuando el joven acudió al lugar indicado, fue emboscado por sus dos antiguos amigos, que le retaron a un duelo a muerte.
La pelea fue encarnizada. Fernando, aunque valiente, no pudo contra sus adversarios y cayó mortalmente herido. Pero antes de exhalar su último aliento, maldijo a sus asesinos:
"Que Dios os condene y que este lugar sea testigo eterno de vuestra traición."
La maldición pareció hacerse realidad de inmediato. Minutos después del crimen, una terrible tormenta se desató sobre la colina. Un rayo cayó sobre Rodrigo y Álvaro, fulminándolos en el acto. Sus cuerpos quedaron calcinados sobre la tierra, junto al cadáver de Fernando.
Las Cruces Misteriosas
Días después, cuando los habitantes del pueblo subieron a investigar lo sucedido, encontraron una escena sobrecogedora: en el mismo lugar donde yacían los cuerpos, tres cruces de piedra habían aparecido misteriosamente, como si una fuerza sobrenatural hubiera querido marcar el sitio del crimen para siempre.
Desde entonces, los lugareños evitan pasar por la colina al anochecer. Muchos aseguran que, en noches de tormenta, se pueden escuchar gritos desgarradores y el eco de espadas chocando en la oscuridad, como si el fatídico duelo se repitiera una y otra vez.
Una Advertencia del Más Allá
Los ancianos del pueblo sostienen que la historia de las Tres Cruces es una advertencia contra la traición y la codicia. A lo largo de los años, quienes han intentado mover o destruir las cruces han sufrido desgracias inexplicables, desde accidentes hasta muertes repentinas.
Hoy en día, las tres cruces siguen en pie, desafiando al tiempo y al olvido. Muchos visitantes sienten un escalofrío inexplicable al acercarse a ellas, y algunos han captado en fotografías sombras extrañas que parecen vigilar el lugar.
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