En el corazón de Sevilla, la majestuosa Catedral, con su imponente Giralda, es el escenario de innumerables leyendas. Pero entre todas ellas, destaca una que ha intrigado y aterrorizado a generaciones: la historia de La Sombra de la Catedral, una figura oscura que aparece bajo el manto de la noche, envolviendo en misterio uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.
El origen de la leyenda
La historia de la Sombra se remonta al siglo XVII, una época en la que Sevilla florecía como puerto principal del comercio con América. Según los relatos, un hombre conocido como Don Álvaro de Estrada, un acaudalado comerciante, vivía obsesionado con la ambición y el poder. Era conocido por su falta de escrúpulos, y se decía que había pactado con el diablo para amasar su inmensa fortuna.
Don Álvaro, sintiéndose invencible, decidió desafiar los principios religiosos de su tiempo. En un acto de herejía y soberbia, juró que su riqueza le aseguraría no solo poder en la tierra, sino también una posición privilegiada en el más allá. Para sellar su desafío, ordenó que lo enterraran dentro de la Catedral, una práctica reservada exclusivamente para altos dignatarios eclesiásticos.
El castigo divino
La noche de su entierro, cuentan los testigos de la época, ocurrió algo espeluznante. Durante el velatorio, una sombra oscura se deslizó por los muros de la Catedral. Los asistentes quedaron paralizados de miedo mientras la figura se alzaba desde el lugar donde descansaba el cuerpo de Don Álvaro. En un instante, la sombra desapareció en dirección a la Giralda, y nunca más se supo del cadáver del comerciante.
Desde entonces, la figura oscura aparece periódicamente bajo la luz de la luna, proyectándose en los muros de la Catedral y deslizándose entre las gárgolas. Muchos creen que se trata del alma en pena de Don Álvaro, condenado a vagar eternamente como castigo por su arrogancia y su trato con fuerzas oscuras.
Encuentros con la Sombra
A lo largo de los siglos, innumerables personas han asegurado haber visto la Sombra de la Catedral. Entre los relatos más impactantes destaca el de un grupo de obreros que trabajaban en la restauración del edificio en el siglo XIX. Una noche, mientras revisaban los planos en el interior del templo, vieron cómo una figura oscura atravesaba el pasillo principal sin emitir sonido alguno. La figura desapareció frente a sus ojos, dejando tras de sí un aire helado y un inexplicable olor a cera quemada.
Incluso en tiempos recientes, vigilantes nocturnos y turistas han reportado encuentros con la Sombra. Algunos aseguran que, al mirar hacia los muros de la Catedral bajo la luz tenue de la luna, se puede ver la figura oscura proyectada, moviéndose lentamente como si buscara algo que nunca encontrará. Otros hablan de susurros y lamentos que parecen surgir de las profundidades de las criptas.
Interpretaciones de la leyenda
Mientras que para los más supersticiosos la Sombra es la manifestación del alma condenada de Don Álvaro, para otros representa un recordatorio de los excesos y la soberbia humana. Algunos historiadores locales sugieren que la historia pudo haberse originado para disuadir a los ricos de abusar de su poder e intentar ocupar un lugar sagrado sin merecerlo.
Sea cual sea la verdad, la leyenda de La Sombra de la Catedral sigue viva en la memoria colectiva de Sevilla, enriqueciendo la mística de uno de los lugares más impresionantes de la ciudad.
Comentarios
Publicar un comentario