En el corazón de Sevilla, la majestuosa Casa de Pilatos no solo destaca por su impresionante arquitectura renacentista y mudéjar, sino también por ser el escenario de una de las leyendas más intrigantes de la ciudad. Se cuenta que, tras el ocaso, las habitaciones y los jardines del palacio se convierten en el reino de un peculiar habitante: el Duende de la Casa de Pilatos.
La historia del Duende
Según las antiguas narraciones, el duende apareció por primera vez en el siglo XVII. Se trataba de un pequeño ser de apariencia humanoide, vestido con harapos y de ojos brillantes, que merodeaba por los oscuros pasillos y las estancias del palacio. Aunque no era agresivo, su presencia resultaba inquietante para los sirvientes y los visitantes, quienes aseguraban sentir una mirada constante sobre ellos.
El duende era famoso por su carácter juguetón y travieso. Le gustaba esconder los objetos personales de los residentes, apagar las velas durante los banquetes y, en ocasiones, murmurar palabras incomprensibles al oído de aquellos que se aventuraban solos por el palacio. Las risas infantiles que resonaban por las noches eran atribuidas a este misterioso ser, que parecía disfrutar de la confusión y el desconcierto que provocaba.
Un trágico origen
La leyenda afirma que el duende es el espíritu de un joven que trabajó como criado en la Casa de Pilatos. Según esta versión, el muchacho, llamado Rodrigo, murió en circunstancias desconocidas tras ser injustamente acusado de robar joyas de sus amos. Avergonzado y angustiado, su espíritu habría quedado atrapado en el lugar, transformado en una figura diminuta que nunca dejó de vagar por los rincones del edificio.
Encuentros modernos
A lo largo de los años, visitantes y empleados de la Casa de Pilatos han reportado fenómenos extraños que refuerzan la creencia en la leyenda del duende. Algunos afirman haber sentido pequeñas corrientes de aire frío sin explicación, mientras que otros aseguran haber escuchado risas apagadas o pasos ligeros en habitaciones vacías. Incluso hoy, guías turísticos relatan historias de objetos que cambian de lugar inexplicablemente o luces que se apagan y encienden sin razón aparente.
Aunque para algunos el Duende de la Casa de Pilatos es solo una superstición, para otros representa un recordatorio de los misterios que aún guardan los antiguos edificios de Sevilla.
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